¿Cómo debo de hablar a los demás para incentivarlos a mejor trabajar?
Con palabra amable, agradable y bondadosa: “Una de las
primeras personas en el mundo norteamericano de los negocios a la que se le
pagó un salario anual de más de un millón de dólares (cuando no había impuesto
a los ingresos y una persona que ganaba cincuenta dólares a la semana podía
vivir muy bien), fue a Charles Schwab…Schwab aseguraba que se le pagaba ese
sueldo por su capacidad de tratar con la gente…considero—dijo Schwab—que el
mayor bien que poseo es mi capacidad para despertar entusiasmo entre los
hombres, y que la forma de desarrollar lo mejor que en el hombre es por medio
del aprecio y del aliento…yo jamás critico a nadie…estoy deseoso de ensalzar,
pero soy remiso para encontrar defectos”
Dale Carnegie, “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas” (1936);
pág.17.
No es con gritos
ni ofensas, no es con señalamientos ni críticas, no es juzgando ni castigando,
que se logra lo mejor de las personas. Es
con palabras amables, con aprecio, amor y aliento para ellos. Uno puede pensar que debe de encontrar más
dinamismo, producción y productividad en las personas a base de hacer lo
contrario, pero no es así, ni así lo señala la Palabra: “Y ellos le contestaron
diciendo: Si te condujeres humanamente con este pueblo, y les agradares, y les
hablares buenas palabras, ellos te servirán siempre.” 2Cr.10:7.
Padre, pido perdón
porque en un tiempo de mi vida pensé que la mejor dirección que podía hacer en
los demás era señalar los errores, criticar a los demás (aunque le llamaba
constructivamente) y hasta gritar. Esto no
debe de ser así, debo de recordarme que la buena palabra, la amable, el aliento y
aprecio, son mejores argumentos para la unidad, productividad y coordinación
laboral. En el nombre de Jesús,
amén. Tu hermano y amigo Daniel
Aragón. Feliz día en el Señor.
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