El desaliento: “Me siento
decaída, ya no quiero continuar. Mi alma está vacía, no tengo fuerzas, ya no
quiero luchar ni siquiera por mi vida, es que todo me sale mal.”—expresó
angustiada Orquídea. Eustaquio estaba a
su lado, por eso le dijo animando: “Cuando nos sentimos desalentarnos, es porque
terreno de Dios estamos pisando. Nosotros queremos hacer siempre algo, pero
nuestro Dios nos advierte: Esfuérzate, sé valiente, medita en mi Palabra, pero
déjame a mí pelear en la batalla” Cuentos
del Reino; Daniel Aragón; “Cobra aliento en Dios”; 03-03-2018.
Cuando
queremos luchar con nuestras fuerzas contra esos gigantescos problemas, nos
dirigimos más rápidos que lento, a sufrir por desaliento. Construimos en
nuestra mente, grandes metas que queremos lograr para ayer, queremos derribar a
nuestros gigantes con nuestro poder, deseamos que las personas cambien y queremos
cambiar al mundo también. Y nos
esforzamos hasta quedar sin aliento, sólo para llegar a hundirnos en el decaimiento
de nuestras energías para seguir luchando.
Ahh, es que terreno de Dios hemos pisado. “Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él;
tu siervo irá y peleará contra este filisteo.” 1Sam.17:32.
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