Un
sentimiento duradero del resentimiento: “Yo tengo errores, pero él es peor que yo.
Odioso, amargado, lleno de defectos y pecados. Lo más lindo es que pretende
ante los demás, ser mejor, está loco este señor”—se quejó Eulalio ante su profe
Gaudencio, sí el maestro sabio. Ya sabemos que Gaudencio le dice como consejo: “No
pretendas nunca sentirte mejor porque señalas las faltas demás, lo que te hará
sentir mejor es que tú no guardes rencor, y procedas en un momento a limpiarte
de esos resentimientos. Si tienes en ti ese sentimiento que te perdura, sin
duda, tu resentimiento se convertirá en amargura” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “El resentimiento que perdura es
amargura”; 12-03-2018.
Es un lastre tan pesado en la nave de nuestra
vida, que termina por hundirnos totalmente. El resentimiento, es volver a
sentir. ¿Qué cosa? Un sentimiento de
frustración, resentimiento, tristeza. Especialmente
cuando hemos sufrido una traición, una desilusión, un engaño o una injusticia. Como
piedras guardadas en nuestro interior, cada resentimiento nos obliga a llevar
una carga tan pesada, que al final caemos y nos detenemos. Pero eso no es todo,
una vez en el suelo, brotan de nosotros raíces de amargura, que provoca
contaminación en otros. “Mirad bien, no
sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de
amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;” Heb.12:15.
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