¿Qué
es lo que no quiere en ti el Señor?
Ni
venganza, ni rencor: “Eulalio resoplaba,
no había quien lo parara. Tiraba y lanzaba por los aires: sillas, mesas,
botellas, en pares. Era mucho el daño hecho y llegó la policía, pero también el
maestro Gaudencio. “Qué te pasa Eulalio, ¿por qué haces tanto daño?”—le preguntó
el sabio. “Maestro, todo me sale mal.
Hoy no me pude, de mi padre vengar. Cuando era pequeño el dejó a mi
mamá. Recuerdo también que le pegaba, ella se quejaba del dolor. Esto me causó muchísimo rencor. Hoy quise
acabar con él, pero, cuando le iba a disparar, algo me detuvo de accionar”—se
sinceró el muchacho. “Gloria a Dios—atinó a exclamar Gaudencio—eso es obra del
Señor. Eulalio, muchacho, te has quedado anquilosado en el denso barro del
pasado. Dios te ordena: “No te vengarás”, también te dice: “Rencor no guardarás”;
por lo tanto, deja de dañar y dañarte más” Cuentos
del Reino; Daniel Aragón; “Ni venganza ni rencor en ti quiere el Señor”; 28-03-2018.
Cuando llegamos a
tener ese sentimiento de hostilidad hacia una persona a causa de una ofensa o
un daño recibidos, esto se llama rencor.
El rencor y resentimiento son un mismo sentimiento. Las ofensas, los agravios,
enojos, opresiones, errores, injusticias, decepciones y heridas nos llegan a
causar rencores. Esto por supuesto es de doble vía: si los recibo, como también
sí se los hago a otros. Los resentimientos y rencores son las causas de las
venganzas. Peligrosos y dañinos. Sólo se cura perdonando. “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino
amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.” Lv.19:18.
Padre, perdono a
quien me haya ofendido, porque ciertamente es la poderosa arma para eliminar el rencor o resentimiento. De manera que
todo deseo de venganza en mí, sea destruido por perdonar, en el nombre de
Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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