¿En qué debemos de
meditar profundamente?
En nuestra vida
comparada con la Palabra de Dios: “¿Cómo voy a cambiar, cómo Dios me va a
transformar? No he podido en Cristo avanzar, siento que sigo siendo el mismo.”—gritó
a los cuatro vientos el joven Aurelio. Su maestro, el sabio Gaudencio, esto le
preguntó al momento: “¿Te has hecho acaso algún inventario de crecimiento?”—Sorprendido
el joven preguntó: “¿Cómo es eso?, no lo entiendo” El maestro prosiguió: “¿Has
comparado qué defectos o pecados tenías al recibir a Cristo y cuáles tienes
ahora? Sé que no lo has hecho. Por lo tanto, no puedes hablar de crecimiento o
de decrecimiento. ¿Has acaso meditado a diario sobre tu vida comparada con la
Palabra divina? Hazlo y verás los cambios.” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “Meditando en mi vida y en la Palabra
de Dios”; 20-05-2018.
Podemos
revisar honestamente nuestro comportamiento pasado y luego nuestras actitudes
presentes, y revisar qué queremos conservar y qué deseamos eliminar. Imagina
cómo sería tu vida si no tuvieras tal o cual defecto. Luego revisa en la
Palabra de Dios, qué dice el Señor con respecto a esto. Y pídele con todas tus
fuerzas que te lo quite. Tú mismo (a) no podrás jamás, pero Él sí puede
ayudarnos. Ve luego de un tiempo los resultados. Ahora podemos hacer este
ejercicio a diario: Reviso qué hice hoy, qué me gusta y qué no me gustó de mi
actitud. Y puedo poner esto en las manos de Dios. Entonces estaré meditando en su Palabra. “Alzaré asimismo mis manos a tus
mandamientos que amé, y meditaré en tus estatutos.” Sal.119:48.
Padre,
deseo a diario poder reflexionar en tu Palabra y mi actitud, poder determinar
qué cosas son las que en mí están mal. De
esa manera presentártelas y saber que Tú de un tajo, en un momento tuyo, me la
vas a apartar, en el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón.
Feliz día en el Señor.
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