¿Qué no debemos de
amar?
Las cosas de este
mundo: “La
joven Eulogia llegó sonriendo y así habló casi sola: “Por haber servido a los
niños con necesidad, obtuve el trabajo que me hará ganar mucho más. Voy a
aprovechar en trabajar contigo estos días, porque después no sabré cuándo podré
volver.” Orquídea, su amiga, la quedó viendo con ternura y le habló con mesura:
“No es fácil servir tanto a Dios como al mundo, ¿no ves que ese trabajo te
alejará de tu servicio a Dios y la comunidad? Sirviendo al Señor te has
fortalecido y te ves mucho mejor. Irte por más dinero hará que tu corazón se
revista de hielo” Cuentos del Reino;
Daniel Aragón; “Es absurdo: servir a Dios y al mundo”; 22-09-2018.
La
mayoría de lo que estamos en servicio queremos tener la plenitud que se encuentra
en servir a Dios, pero también las prebendas que te puede ofrecer el mundo. Por
supuesto, que cuando servimos al Señor, puedes llegar a obtener recompensas:
premios, dinero, exaltación, fama, etc. Aún cuando de la Iglesia provenga, esas
cosas no son duraderas. No podemos dejarnos marear por ellas. Mas la sonrisa o
el abrazo amoroso de un niño, el “gracias” sincero de aquella persona que
ayudaste, la restauración de quien le diste el consejo u oraste por ellos, te
da un eterno peso de gloria. “No améis
al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor
del Padre no está en él.” 1Jn.2:15.
Bendito
Dios y Padre celestial, que mi corazón
siempre te ame a Ti más que los placeres o las riquezas que este mundo puede
ofrecer. Nada de esto es comparado con la paz y el gozo que se siente al
servirte a Ti, sirviendo a otros. En el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y
amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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