¿Qué debemos de
hacer cada uno de nosotros según el don que hemos recibido?
Ministrarlos a los
demás, servirles. “Bárbara
Anderson, empleada de un banco en New York, deseaba mudarse en Phoenix, Arizona,
en busca de mejor clima para la salud delicada de su hijo.
Usando los principios de apreciar el punto de
vista del prójimo y ver las cosas desde ese punto de vista y del propio,
escribió: Estimado Señor: Mis diez años de experiencia bancaria podrían resultar
de interés para un banco en crecimiento como el suyo. En distintos puestos de la operatoria
bancaria de la Bankers Trust Company de New York, hasta llegar a mi puesto
actual de gerente de área, he adquirido conocimiento de todas las fases del
mundo bancario, incluyendo relaciones entre depositantes, créditos, préstamos y
administración interna. En mayo me trasladaré a Phoenix, y estoy segura que si
me da la oportunidad podré contribuir al crecimiento de su institución. Llegaré a esta ciudad el 3 de abril, y le
agradeceré que me permita mostrarle cómo puedo ayudar a su banco a alcanzar sus
objetivos. Sinceramente: Bárbara L.
Anderson.”
Dale Carnegie; “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas”; 1936;
pág. 24.
¿Recibió
alguna respuesta a esta carta la señora Anderson? Once de los doce bancos la
invitaron a pasar una entrevista, y posteriormente tuvo que elegir entre diversas
ofertas de empleo. ¿Por qué? Porque la señora Anderson no les escribió lo
que ella quería, sino que les escribió exclusivamente cómo podía serle útil a
ellos. Se concentró en los deseos de los bancos, no en los suyos. “Cada
uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios.” 1 Pedro 4:10
Padre,
qué importante es recordar tu Palabra que es mucho mejor dar que recibir, y que
el que de nosotros desea ser el mayor, debe de ser siervo de los demás. Que estos
versos de servir a los demás, estén latiendo siempre en nuestros corazones en
el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y
amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.