¿Cómo debe de ser
la confesión de nuestros pecados ante Dios y los hombres?
Asumiendo
totalmente la culpa y responsabilidad: “…el autoexamen y la confesión de nuestros
defectos, tampoco me han resultado demasiado difíciles. Naturalmente, mi
autoanálisis ha sido frecuentemente imperfecto. A veces, no compartía mis
defectos con la gente apropiada; en algunas ocasiones, he confesado sus
defectos, en lugar de los míos; y en otras, mi confesión de defectos se ha
parecido mucho a una queja clamorosa de mis circunstancias y problemas.” Bill
Wilson; “El Lenguaje del Corazón”; pág.239.
Es
común de nuestra parte señalar los defectos o pecados de las demás personas que
los nuestros. Otra mala costumbre es, responsabilizar
a otros o a las circunstancias de nuestros errores y tragedias. Pero asumir con responsabilidad nuestros
pecados, errores o defectos de carácter; confesarlos delante de Dios y de los
hombres (delante de personas adecuadas: consejeros íntimos, psicólogos,
psiquiatras, pastores, sacerdotes, etc.); es una excelente decisión que conduce
al perdón y al cambio. “Después que David hubo censado al pueblo,
le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová: Yo he pecado gravemente por haber
hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego que quites el pecado de tu siervo,
porque yo he hecho muy neciamente.” 2Sam.24:10.